En estos momentos de crisis e incertidumbre, la poesía debe tener la capacidad de seguir transformando la realidad cotidiana. Rainer María Rilke, en sus Elegías de Duino, escribió: “vivimos siempre en despedida”, lo que nos obliga en cierta manera a buscar respuestas ante lo provisional, ante lo contingente. Qué mejor manera de escapar de nuestra angustia que preservar la belleza del lenguaje poético, acompañado de algunas notas musicales, que, de seguro, serán un refugio para el alma.